Por Ilich Galaviz
Desde diciembre del año 2019, el mundo escuchaba la noticia de un nuevo virus que brotaba en la provincia de Wuhan en China, el origen era desconocido, solo se sabía que causaba un cuadro de insuficiencia respiratoria y posiblemente, neumonía atípica. Para principios del mes de enero el virus se había propagado por toda China, para febrero Europa y América ya habían sido alcanzados; los países más afectados son España, Italia y Estados Unidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS), al conocer los estragos y contagios del patógeno, declaró una pandemia mundial.
¿Qué es una pandemia?
Referente al término y a la definición hay mucha desinformación, ya que demasiada gente llega a pensar que este término se refiere a que puedes ir caminando con alguien en la calle y éste puede caer muerto repentinamente por lo letal que es la enfermedad, pero, en realidad se le considera pandemia a una enfermedad infecciosa (puede ser letal o no) en los humanos que se propaga a lo largo de una extensión geográfica muy amplia (país o continente).
A lo largo de la historia se han tenido diferentes pandemias, unas muy peligrosas para el ser humano y otras simplemente pasajeras, entre ellas podemos mencionar: la peste negra (enfermedad contraída de las pulgas de las ratas ), la tisis (enfermedad de bacteriana que afecta los alvéolos pulmonares), la viruela (enfermedad viral que afecta los tejidos de la piel), etc. Así que, una enfermedad como el Covid-19 no debe de extrañarnos, lo que ocasiona bastantes problemas es el hecho de que es un virus “nuevo” y que se trasmite fácilmente.
¿Qué es un virus y cómo afecta al humano?
Un virus lo podemos describir como una capsula de ácidos nucleicos (ADN o ARN), envuelta en una capa protectora formada por grasas (lípidos: de aquí la importancia de lavarse las manos, ya que la grasa se disuelve con el jabón) y que en su exterior tiene unos receptores formados de proteínas, los cuales sirven para adherirse a las células del humano para transmitir la información genética del virus, lo que produce que el patógeno se replique y siga atacando a otras células (esto puede ser en partes muy específicas del cuerpo). En síntesis, un virus es una cápsula de información genética que siempre busca un huésped para poder replicarse (el huésped puede ser animal o planta) y esto conlleva al deterioro del mismo.
En el caso del Covid-19 o SARS-Cov-2 lo que se tiene es un virus de ARN que es estable (no presenta casi mutaciones), que puede ser transmitido vía aérea hasta en una distancia de 1.5m. Este patógeno una vez que ingresa a su huésped tiende a afectar las células de los tejidos pulmonares y vías respiratorias (sistema respiratorio), provocando una insuficiencia respiratoria o una neumonía atípica, de ahí sus siglas SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave).
¿Qué es neumonía atípica y el síndrome de insuficiencia respiratoria aguda?
La neumonía atípica es una inflamación del los tejidos pulmonares y es ocasionada por un patógeno, ya sea una bacteria o un virus y se le llama atípica porque el patógeno que la causa no es común, esto ocasiona que los pulmones se llenen de fluidos o también el patógeno puede causar una lesión pulmonar, lo cual tiene por consecuencia una falla respiratoria grave en el paciente, a la que se le conoce como: Síndrome de Insuficiencia Respiratoria Aguda (ARDS). Cuando el paciente presenta un cuadro de ARDS por lo general necesita ayuda de un ventilador mecánico, éste se implanta por medio de tubos en la traquea (a esto se le llama intubación) cuyo objetivo consiste en alcanzar los niveles adecuados de oxigenación en el cuerpo mientras el afectado puede respirar por sí mismo.
El pronóstico del ARDS es muy poco alentador ya que la tasa de mortalidad va del 41 a 65% y las personas que sobreviven por lo general presentan reacciones secundarias. Las personas más propensas a morir cuando se presenta un cuadro de ARDS son los adultos mayores; fumadores, personas con defensas bajas, diabetes mellitus tipo II, obesidad, embarazadas con preeclampsia o personas con enfermedades crónicas.
¿Todos los que se infectan con Covid-19 van a padecer neumonía o ARDS?
La respuesta es no, ya que de acuerdo a las estadísticas mundiales sobre la pandemia, aproximadamente el 80% de las personas solo presentan síntomas leves y moderados (tos seca, fiebre y debilidad), un 20% necesitan hospitalización por cuadros de deficiencia respiratoria y 5% de los contagiados morirán, esto quiere decir que de cada 20 contagiados, 16 presentaran síntomas leves y moderados, 4 necesitarán ingresar al hospital y 1 de los que ingresa, morirá. (SALUD, 2020)
¿Tiene cura el virus SARS-Cov-2 (Covid-19)?
Por lo general los virus no tienen cura, ya que sólo se conoce hasta el momento la vacuna para algunos de ellos, la cual consiste en inocular al cuerpo con una cepa que ha sido desactivada, para que el organismo genere los anticuerpos necesarios a la hora de atacar al virus.
Para el Covid-19 aún no hay una vacuna, lo único que se puede hacer es tratar los síntomas e intentar bloquear al virus para que no avance a una etapa más crítica y ocasione en pacientes vulnerables un cuadro de neumonía o de ARDS. En pacientes con síntomas graves por lo general se tratan con retrovirales como el interferón-B o tamiflu.
La mejor manera de evitar el contagio es tomando las medidas impuestas por la OMS y la secretaría de salud.
Referencias
Secretaría de salud. (2020). Estadísticas sobre Covid-19. 11 de abril de 2020, de Secretaría de Salud Sitio web: https://www.gob.mx/salud
Organización mundial de la salud. (2020). Lo que debes conocer del Covid-19. 11 de abril de 2020, de OMS Sitio web: https://www.who.int/es
HARRISON. (2008). Manual de medicina interna. México: Mc. Graw Hill.
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