Por: Christian Omar Hernández Ruiz
FES Acatlán/UNAM
Las reflexiones del presente ensayo surgen de la lectura de la Ética nicomáquea, de Aristóteles y del artículo titulado “La prudencia en Aristóteles una héxis praktiké” escrito por Jesús Manuel Araiza. ¿Qué relación existe entre felicidad, héxis, las virtudes morales, la deliberación y la elección? Para ello expresaré lo que representa cada concepto mencionado en la pregunta para así contestar y articular las definiciones que la integran.
¿Qué es felicidad?
El hombre moralmente bueno busca la virtud en la acción, es decir, ser mejor en lo que hace de manera cotidiana, en sus actos. Si un hombre busca ser justo, se esfuerza en ser mejor practicando la justicia, y ser mejor no es sinónimo de ser perfecto, sino de ir mejorando cada vez en su actuar. Una acción que se deseé, cualquiera que ésta sea, es realizable siempre y cuando a su parecer esté de acuerdo con lo bueno. Y las acciones llamadas buenas están directamente relacionadas con la felicidad, pues la felicidad es aquello que se establece dentro de una buena acción como un círculo virtuoso. Así la finalidad del hombre es aquello que realiza en virtud del bien con el cual encuentra su felicidad. Dios ha puesto a disposición de la humanidad en la finalidad de cada buena acción la felicidad como una corona.
Aristóteles distingue una parte racional en el alma y esa parte sirve para distinguir lo verdadero de lo falso. El hombre que lleva a cabo sus acciones mediante la razón es porque las busca ejecutar verdaderamente, ello con un fin, la felicidad.
En tanto fin es necesario que quien sea feliz se encuentre en ese estado, sin embargo, parece que no puede ser un estado en sí en quien entiende bien la felicidad, sino una permanencia a la que se llega. Es muy probable que la permanencia en la felicidad tenga que ver más con quien lleva una vida contemplativa. Un niño no puede tener una vida contemplativa, ya que los niños no suelen tener presente por mucho tiempo las cosas buenas. Tampoco puede ser feliz quien abandona al porvenir su vida, pues es claro que no busca mejorarla. Ni mucho menos quien descuida el actuar de manera razonable.
En conclusión, la felicidad es un fin que se busca por sí mismo, es decir, que nunca la ponemos como un medio para llegar a otra cosa; ahí donde se da, en el alma, ocurre el mejor bien, y es necesario esforzarse para lograrla. Lo mejor del alma es la felicidad y ello es un don divino.
¿Qué es héxis?
Comúnmente traducido por hábito, la héxis es una costumbre adquirida, al no ser un objeto material es una adquisición que no tiene vigencia, porque acompaña a quien quiere tener dicho hábito como algo de lo que dispone para realizar buenas acciones. Si un buen hábito se abandona, es porque se muda a otro buen hábito. Esta mudanza se da en el momento en que es sustituido por otro hábito, quizá no mejor pero que en cierta forma armoniza más en el alma del hombre que se va forjando una ética, y esto será un proceso de perfección de la vida en cada momento, más no será en definitiva una vida perfecta, pues el hombre prudente sabe que no se llega jamás al estado de perfección. La héxis en el hombre se actualiza cada momento y por eso se ejercita mediante las buenas costumbres.
En los cuerpos sólidos, por ejemplo, una piedra, el hábito es necesario que sea igual, eso no es bueno ni malo, pues al caer al suelo si se arroja muchas veces al aire, la piedra siempre irá hacía abajo por un hábito que le es propio de acuerdo con su naturaleza. Así tenemos hábitos del tipo necesarios que en definitiva no pueden ser de otro modo y hábitos del alma que deben ser realizados del mejor modo posible. El hombre participa de ambos.
En el artículo[1] de Manuel Araiza podemos leer que en tanto el alma tiene facultades, éstas enuncian la verdad y lo verdadero, ellas son una especie de héxis, como un conocimiento adquirido. Según la función y la finalidad con que el alma dispone de cierto conocimiento puede ser: héxis apodeiktiké, héxis praktiké, héxis poietiké o héxis theoretiké. De lo que resulta un tipo de conocimiento en: las ciencias, la prudencia, el arte, y la sabiduría. De ellas la que más nos interesa puntualizar en este ensayo es la héxis praktiké que es tener adquirido el hábito de la prudencia para realizar las mejores acciones, es decir, obrar bien, y por lo tanto, es un conocimiento práctico.
Queda dicho que la héxis es un tipo de conocimiento adquirido por alguna de las facultades del alma que se ejercita y se debe ir mejorando desde la costumbre misma.
¿Qué son las virtudes morales?
Una virtud es aquello que pone de manifiesto lo mejor de cada hombre. No todos los hombres buscan mejorar, pero es evidente que en una ética lo que se busca es lo mejor que cada uno pueda llegar a ser, en ese compromiso las virtudes morales sirven al hombre para llevar en primer sitio una vida humanamente bien vivida.
En cierta forma todos los hombres tenemos en potencia la capacidad para desarrollar virtudes, o quizá tener virtudes mismas. Las virtudes en la Ética se dividen en intelectuales y morales[2]. La atención por ahora está puesta en la virtud moral, también llamada areté etiké. las virtudes éticas que se dan solamente en las acciones humanas. Es en la acción y no en lo teórico, en lo que se consigue manifestar principalmente las virtudes morales, pues ellas regulan las pasiones gracias a que la razón interviene para persuadirnos de evitar las concupiscencias o las malas acciones en general.
Las virtudes morales son acciones que se aprecian gracias a la costumbre, lo cual significa que no están dadas de manera natural. Según el acto el hábito, es decir, en el conocimiento que se manifiesta en la acción.
En una ética como la de Aristóteles es el momento y las condiciones lo que posibilitan los actos, es decir, la circunstancia es lo importante, pues una misma acción puede ser buena o mala según el momento en que se realiza, y dentro del momento caben muchos factores por los cuales no existen dos momentos exactamente iguales.
Las virtudes morales “(…) están en relación con los placeres y los dolores”,[3] por lo tanto debemos observar qué cosas placen y qué cosas causan dolor, y de ahí partir hacia una ética. Es necesario entonces que placeres y dolores, es decir, las pasiones que se dan en todo hombre sean encaminadas hacía la virtud moral. Ninguna virtud moral es tal sin la prudencia.
¿Qué es la deliberación?
La deliberación tiene lugar en quienes han logrado conocer el uso de la razón. Entendiendo el uso de la razón como la formulación de juicios en los cuales se toma en cuenta proposiciones de tipo universal y particular que derivan de las acciones humanas. Digo que la deliberación se da sobre acciones humanas porque no se delibera sobre cosas que son producto del azar, ni tampoco sobre cosas de tipo necesario. No decimos que pagaremos a quienes le debemos de aquello que se gane de la lotería en el caso del azar; ni tampoco que no respiraremos por un día en caso de ser necesario. Porque es evidente que no es un hecho que me saque la lotería, como tampoco es un hecho que sobreviviría sin respiración durante un día.
La deliberación tiene principalmente su terreno dentro de las técnicas humanas o de las artes. Las técnicas bien ejecutadas son producto de una buena deliberación aunada al hábito. Todo hombre es responsable de sus actos, pues en él está el principio de dichos actos, esto significa que todo lo que hacemos en cierta forma es enseñable y que por lo tanto puede ser imitable; y así como hay actos que deben ser censurados como los de aquellos que no deliberan, sino que actúan perversamente.
Quien delibera lo hace sobre los medios, y en los medios está dada la forma del acto. Los medios son siempre algo que está a la mano de quien delibera, pues gracias al buen uso de la razón sabe cuáles medios usar en función del fin que quiere alcanzar. Los buenos actos que se han logrado en la vida misma benefician al hombre y también a la sociedad donde se desenvuelve dicho hombre. Lo que beneficia al panal también beneficia a la abeja.
¿Qué es elección?
Elección es una decisión final sobre lo que se ha deliberado, y así también sobre medios. Toda elección es voluntaria, pero no toda voluntad es una elección. El tipo de voluntad que se da en una elección es algo más complejo, porque implica una asunción. Un médico virtuoso tiene asunciones que son acertadas en la mayor parte de los casos, y en aquellos casos en que no es acertado es por detalles que hacen que la elección no sea perfecta, pero sí tal vez la mejor. Así lo más propio de la virtud del médico de este ejemplo es la elección, porque es un médico que sabe elegir.
Sobre las cosas que se han deliberado, se elige la que se asume mejor para determinado momento, porque en otro momento pudiera que esa misma cosa no sea elegida. Así la elección depende también de lo prudente que se es en cada situación.
Todo hombre moralmente bueno elige por el deber, y los medios que usa son los mejores, así cada elección va acompañada de razón y reflexión.
¿Qué relación existe entre felicidad, héxis, las virtudes morales, la deliberación y la elección?
Esta relación se establece con arreglo a la ética. Los conceptos relacionados entre sí son los adecuados para un fin ético, como se ha dicho que la felicidad se busca por sí misma, y que para ello se debe buscar un estado permanente de felicidad y no sólo ser feliz por momentos, resulta que la ética es en sí una permanencia al final de toda acción humana. Quien sitúa la ética de su lado es feliz y para alcanzar esta finalidad las virtudes morales se manifiestan constantemente a través de las buenas costumbres expresadas con el hábito que manifiesta conocimiento. Un hábito es hábito en tanto es virtud del conocimiento. Ahora bien, la deliberación se realiza sobre cosas que constituyen medios para alcanzar dicho fin. La elección es voluntaria, pero es una voluntad que va acompañada de razonamiento y reflexión. Un hombre con buenas elecciones es un hombre prudente, y éste elige qué hábito realizar para alcanzar un fin. El prudente pasa tiempo deliberando sobre qué cosas son buenas y utiliza lo bueno para cada caso y circunstancia, después elige y en seguida lo traslada a su vida práctica mediante el hábito en función de las virtudes morales que, a su vez, lo llevarán a poseer una ética definida y en esto su felicidad.
Pascal, en su Pensamientos, dijo que poco nos aflige porque poco nos consuela, describiendo a hombres débiles. Un hombre con debilidad de espíritu es inservible y no es feliz, pues nacimos dentro de una sociedad que en algún sentido tiene condiciones propicias para desarrollar la virtud y así llegar a la felicidad.
Bibliografía
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Aristóteles (Gómez Robledo Antonio), Ética nicomaquea, UNAM, México, 2012.
Jesús Manuel Araiza, “La prudencia en Aristóteles: una Héxis Praktiké”, en Tópicos, Revista de Filosofía 46 (2014), México, pp. 151-174.
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