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Introduzione alla filosofia latinoamericana

Santasilia Stefano, Milano-Udine, Mimesis, pp. 223.




Víctor García Salas

(FFyL/UNAM)




Hablar de una introducción a la filosofía latinoamericana es dar por hecho que existe una filosofía latinoamericana. No lo discutimos. De hecho, nos sumamos a Antolín Sánchez, quien en la introducción a esta obra escribe más o menos lo siguiente: “La filosofía latinoamericana es probablemente uno de los ámbitos de investigación que menos ha sufrido los efectos del tiempo. Al contrario, continúa suscitando un vivo interés a causa de sus temas, interrogantes y problemas”[1]. Pero dar por hecho o conocer la existencia de algo no es aún conocer la “esencia” de ese algo. Y en un tema como el que nos ocupa, este hecho cobra aún mayor importancia, pues como demostrará Stefano Santasilia, es éste un problema que va a la raíz misma del ser latinoamericano y, por ende, de la filosofía latinoamericana: ¿qué es Latinoamérica? ¿Cuál es su origen? ¿Cuál es el carácter constitutivo del ser americano, latinoamericano? ¿Qué es la filosofía latinoamericana y qué la distingue de otras formas de filosofar? Detenemos aquí la serie de preguntas que se podrían sumar en esta dirección, pero que remiten todas al tema de la identidad (la “esencia”), que ha sido, y sigue siendo, no sin razón, como podemos observar muy bien a lo largo de Introduzione..., una de las grandes obsesiones de la filosofía latinoamericana, obsesión a la que se darán no pocas, y muy variadas, respuestas.

Ahora bien, Santasilia parte, en su Introduzione, de la categoría de mestizaje, entendida ésta como una categoría antropológica-filosófica, como “categoría hermenéutica fundamental de la filosofía latinoamericana”. El abanico de perspectivas y posibilidades que abre tal categoría, en diferentes ámbitos, es de lo más amplio, y el Dr. Santasilia no deja de señalar, con notable claridad, muchas de ellas. Pero el mestizaje presupone, como momento previo a la Conquista, la existencia de una realidad cultural anterior. Así, pues, como consecuencia inmediata, en el segundo capítulo, serán analizadas y señaladas las temáticas y polémicas en torno a tres de las grandes cosmovisiones de la cultura precolombina: la azteca, la maya y la inca. Por lo demás, no deja de ser interesante la postura que toma el autor ante dichas cosmovisiones, no tanto por negar a éstas el título de filosofía, sino por demostrar el carácter polémico y controvertido de la cuestión. El capítulo tercero está dedicado al pensamiento de la Colonia y a las diferentes etapas en las que se articula para pasar, posteriormente, a la relación entre filosofía e independencia (“modelos de comprensión del proceso de emancipación política”). Hablamos de las características particulares de la Ilustración y el Romanticismo latinoamericanos. Ahora bien, de acuerdo con nuestro autor, la época romántica termina en el años ’70 del siglo XIX, momento en la que hegemonía cultural es asumida por la corriente filosófica del positivismo. A la función (política y pedagógica, más que filosófica) que tuvo el positivismo en el proceso de reorganización política de las recientes repúblicas latinoamericanas está dedicado el quinto capítulo. Importante también la revisión del krausismo como punto de convergencia de diferentes posiciones filosóficas de la época romántica, así como la polémica entre éste y el positivismo. Con el siglo XX surgirá una nueva generación de pensadores (Martí, Rodó, Ferreira, Korn, entre otros) a través de la cual la filosofía latinoamericana logrará sacudirse del positivismo y asentar las bases para que la generación sucesiva alcance la superación total de dicha corriente filosófica. Aunado a la superación definitiva del positivismo se da, de acuerdo con Santasilia, “una renovada búsqueda de la identidad latinoamericana”. En aras de una mejor compresión, el autor divide la escena cultural de esta época (de la primera década a la mitad del siglo XX) en tres núcleos: el mexicano (Antonio Caso y José Vasconcelos), el argentino (Coriolano Alberini) y el peruano (José Carlos Mariátegui). En el capítulo VIII se pasará revista al pensamiento de los así llamados forjadores (la operación cultural de carácter filosófico conocida como normalización. El apartado se centrará, principalmente, en el pensamiento de Samuel Ramos y de Francisco Romero), y de los filósofos del exilio republicano español (José Gaos, Eduardo Nicol, Eugenio Ímaz y Juan David García Bacca, de manera particular). En el capítulo siguiente, “El pensamiento del siglo XX. La generación de 1950-1960”, que se centrará en la búsqueda de una filosofía auténtica, Sánchez Vázquez representa, de acuerdo con la división de Miró Quesada, la postura asuntiva (aquella que desarrolla la propia reflexión explorando líneas de pensamiento y autores clásicos, además de colocar la autenticidad, y originalidad, de la filosofía latinoamericana en un futuro próximo), mientras la postura afirmativa (aquella que afirma la existencia y autenticidad de la filosofía latinoamericana) estará representada, según diferentes núcleos (mexicano, peruano, argentino y uruguayo), dependiendo del origen de sus representantes, por Zea, Villoro, Uranga, Salazar Bondy, Andrés Roig y Ardao. Sobra subrayar la importancia e influencia de Gaos en los filósofos que asumirán dicha postura. Finalmente, Santasilia pasa revista a las líneas y formas más actuales de la filosofía latinoamericana: la filosofía de la liberación, en sus diferentes expresiones (Kusch, Dussel, Cerutti, Scannone, Hinkeammert, Ellacuria, entre otros) y la filosofía intercultural (Raúl Fornet Betancourt, principalmente).


Ahora bien, quien introduce en una materia tiene que ser altamente límpido, exponer los temas, protagonistas y referencias más esenciales de la materia sin resultar superficial o parcial. No obstante, creemos que aprender filosofía, y enseñarla, no es aprender, y enseñar, un cuerpo de dogmas, conocimientos, establecidos, sino aprender, y enseñar, también a identificar y formular problemas y posibles y efectivas soluciones a los mismos. No es, pues, un reto menor el de introducir, y creemos que Santasilia sale bien parado en esta obra. Dice Antolín Sánchez: “La introducción como una peculiar forma de ensayo es, en el fondo, un género característico de la filosofía latinoamericana, género del cual el trabajo de Stefano Santasilia es un óptimo ejemplo”. Estamos de acuerdo, por lo que si bien la obra seguramente está pensada, dirigida, a quien aún no conoce la materia, la filosofía latinoamericana, particularmente entre los interesados del público italiano, creemos que puede servir también a aquellos que, ya sea justa o erróneamente, creen ya conocerla. En este sentido, auguramos una pronta traducción al español de Introduzione alla filosofia latinoamericana de Stefano Santasilia.



[1] La traducción de los fragmentos de la obra aquí citados es nuestra.

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