Luis Salas
El doctor Frankenstein de la modernidad ha creado un virus llamado capitalismo, es un virus que inventó en el laboratorio Farenheit 451 en un 1492. Hoy 2020 este virus se ha vuelto global, se expande por todo el planeta. No hay quien lo pare, cada célula viva que se come, cada paso que da, produce guerra, violencia, pobreza, enfermedad, muerte, por lo cual ha puesto en peligro la existencia de la humanidad. Más que un virus es un monstruo imparable, aterrador, despiadado, asesino y suicida. Existe la cura, la forma de enfrentar el monstruo, pero está oculta, escondida y, por tanto, es desconocida para la mayoría. Por el momento no hablemos de la cura, hablemos de la enfermedad que ha creado nuestro doctor.
Según los grandes investigadores astrónomos, físicos, matemáticos han calculado que el universo tiene una antigüedad de 13700 millones de años, y resumiendo la historia de la humanidad en comparación con el universo, tan sólo tiene 10 minutos cósmicos. El monstruo del doctor Frankenstein tiene de existencia entre uno y dos minutos de esos 10 y ha devastado casi por completo el mundo humano. La Tierra asomó sus primeros destellos hace unos 4500 millones de años, el ser humano emergió hace unos cuatro millones de años, llevamos 500 años de modernidad y hoy siglo XXI estamos en el momento de solidaridad o suicidio colectivo. Pero la destrucción del ser humano es fruto de él mismo más que de un virus que se pudo haber originado en cualquier animal o lugar del planeta. La desgracia del ser humano no es únicamente por un virus, es por todo lo que ha venido generando durante lo que lleva de la modernidad.
El virus capitalista hace ahora uso de un virus biológico (el coronavirus) para enfermar a la gente de manera física, económica, política e ideológicamente. Los virus son estructuras muy pequeñas y simples que se sólo desarrollan en células vivas y las destruyen externa e internamente para seguir reproduciéndose, el virus se come las células. Así es el capitalismo, es un virus, un sistema, una estructura que destruye a la madre tierra y al ser humano, que hace la guerra a la vida. Tiene de brújula y de reloj la ley neoliberal que conduce, que lleva el ritmo, pero ahora le quieren echar la culpa a un murciélago como posible causante de orillarnos al desastre.
El virus (el coronavirus) que el capitalismo usa para su beneficio no distingue clase social, pero como de costumbre, los pobres siempre son los más afectados. Mata más económicamente que por la misma enfermedad física que produce. Y no sólo es una muerte física, además es mental en el momento en que produce pánico, miedo, depresión, estrés, ansiedad. Los medios masivos de desinformación se encargan de propagarlo a millones de personas. Así, el virus se mete en lo más profundo de la cabeza y hace creer que los gobiernos y las empresas protegen cuando miles de millones viven al día, miles caen ante el coronavirus, se mueren de hambre o en la guerra. Los medios masivos de desinformación cumplen con su rol: generar estrés, pánico, miedo, y lo logran. El estrés, la depresión y el miedo, también se propagan al no poder solventar las necesidades básicas materiales. Estamos presos, estresados, deprimidos en nuestras casas por el miedo que nos han infundido, esa idea de “sálvese quien pueda” o te mueres por la enfermedad o te mueres de hambre. El capitalismo es el virus que utiliza los medios masivos de desinformación para crear una enfermedad mental y establecer así una realidad invertida, fetichizada. Un virus biológico que produce una enfermedad física se usa para producir un malestar mental.
Algunos se preguntan: ¿existe el virus?, o ¿sólo es un mito?, ¿dónde surgió? Lo de menos es probar si existe y dónde se originó. Lo cierto es que la gente muere, que establece relaciones políticas, económicas, sociales al enfermarse a miles de personas. Las preguntas que tenemos que hacernos son: ¿qué está produciendo este virus además de enfermar físicamente a las personas?, ¿realmente los gobiernos están protegiendo a la gente de un contagio?, ¿quién puede pasar una cuarentena encerrado en su casa cuando se vive al día?, los que viven al día, sin empleo formal, ¿dónde quedan?, ¿cuál protección?, ¿el virus es un pretexto para paralizar económicamente los países y estos entren quiebra y después entren al “rescate” el FMI y el BM?, ¿por qué Estados Unidos amenaza militarmente a Venezuela en plena pandemia?
El doctor Frankenstein está al servicio del 1% de población mundial, que son los más ricos del mundo, y 75% de la población mundial, que es la que vive en extrema pobreza, es utilizada como conejillo de indias, en el laboratorio Farenheit 451, para poner a prueba sus inventos. Frankenstein inyecta el virus capitalista y sacrifica vidas en nombre del progreso, del mercado. El FMI y el BM están haciendo préstamos para “rescatar” a los países que entraron en crisis económica debido a la pandemia. En realidad, lo que se impone es una deuda y con ello una ley del mercado, es una deuda que terminará pagando el pobre y quedará legislado que, en caso de no pagar dicha deuda, será castigado. Por el virus biológico se ha detenido la producción, circulación y el consumo de las mercancías, y en consecuencia se ha generado escasez, falta de empleo, más del que ya hay, asimismo ha sido idóneo para producir deuda. Miles de millones de dólares se piden prestados al FMI y al BM para salvar los mercados de los países en crisis, pero no para salvar las vidas de las personas, al contario se despiden miles de personas porque se ha detenido la producción, circulación y consumo de mercancías; las personas de la tercera edad, los que son un estorbo para el sistema neoliberal, son los que más mueren por causa del coronavirus que enferma físicamente, ¿casualidad?, no, mueren por no tener acceso a la salud o mueren porque se prefiere salvar la vida de un joven. ¿Qué vidas se deben salvar?, todas las que se puedan salvar, sin lugar a dudas. Lo malo es que se deja con vida al que será útil para el mercado.
Por otro lado, en plena pandemia hay una guerra en Medio Oriente que no frena y en América EE.UU. amenaza militarmente a Venezuela, ofrece millones de dólares por la cabeza de su presidente, ¿por qué mejor no invierte esos millones de dólares en hospitales? Esto quiere decir que la producción de armamento tampoco se detiene, como si las armas fueran los antivirales, como si las armas nos protegieran de una enfermedad respiratoria producida por un virus biológico. En el fondo es la guerra por el petróleo, mientras tanto, la opinión pública se centra en la pandemia, en hablar de los muertos por el virus y no de los muertos por la guerra y la pobreza. El virus capitalista usa un virus biológico para seguir prolongando la existencia de la modernidad, porque para él es el ser supremo.
Los humanos seguimos sin aprender de la historia, si sabíamos de epidemias y pandemias, ¿por qué no estábamos prevenidos?, ¿por qué no hay interés en la salud física y mental de todo el mundo?, ¿será porque la salud ha pasado a ser un gran negocio y sólo los que tienen posibilidad de pagar tienen acceso a estos privilegios? El doctor Frankenstein inventó un virus que se sigue reproduciendo a costa de la vida de los más vulnerables. Entonces, ¿realmente se ocupan de la salud mundial o sólo es una apariencia? Si nos protegieran, si se preocuparan por una mejor vida, no habría guerra o desempleo, tendríamos un mejor sistema de salud, de educación, de vivienda, etc. Es claro que el capitalismo es cada vez más voraz, quizá sea el virus que extermine al ser humano, o tal vez lo haga ser autoconsciente. Lo cierto es que, si no enfrentamos al monstruo, el virus creado por el doctor Frankenstein, terminaremos en la densa oscuridad de un cuento de Poe, en un suicidio colectivo.
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